El trabajo es una actividad cotidiana en la que invertimos muchas horas de nuestro tiempo. Es cierto que requiere de esfuerzo por nuestra parte, y nos acaba pasando factura. Pero hay un momento en el que las exigencias cruzan la línea de lo saludable: las consecuencias del estrés laboral podrían diezmar nuestra calidad de vida.

 

Causas del estrés en el trabajo

En nuestra rutina diaria puede haber multitud de causas de estrés laboral, no solamente el sobreesfuerzo.

Por la naturaleza del trabajo

Ciertos trabajos son muy poco agradecidos o estresantes en sí mismos, y si no, que se lo digan, por ejemplo, a los brókeres de bolsa o a los artificieros. Sin embargo, cualquier trabajo podría convertirse en estresante si no cumple con nuestras expectativas, si percibimos nuestras tareas como estériles, o si dependen demasiado del trabajo de otros.

Por el funcionamiento de la empresa

Una dinámica diaria nociva en la empresa tiene gran parte de culpa, especialmente si el ambiente de trabajo es muy competitivo o se vuelve tóxico, si los valores de la empresa no coinciden con los nuestros, si los compañeros no se ayudan, si el liderazgo se ejerce «por las malas», si la organización del trabajo es ineficiente, si los jefes exigen sobreesfuerzos constantes, o si nos impide conciliar nuestra vida personal.

 

Tipos de estrés en el trabajo

Los tipos de estrés en el trabajo pueden clasificarse según dos criterios: según su periodicidad o según su impacto.

Estrés crónico o episódico

Cuando los acontecimientos de estrés laboral son ocasionales, se dice que es episódico; si se convierten en algo habitual, decimos que es crónico. Mientras que el estrés episódico tiene consecuencias leves (y exclusivamente temporales), el estrés crónico puede afectar seriamente a nuestra salud.

Estrés negativo o positivo

El estrés moderado y controlado tiene cierto impacto positivo: si mantenemos cierto nivel de tensión, nuestro rendimiento se incrementará. Pero, como dijimos previamente, cuando ese pico de tensión es excesivo, sucederá justo lo contrario.

 

Consecuencias del estrés laboral y cómo podemos controlarlo

Es fundamental aprender a controlar, especialmente, el estrés negativo crónico, ya que sus consecuencias son las más graves. La exposición prolongada a niveles altos de estrés laboral genera lo que se conoce como síndrome de burnout («quemarse por el trabajo»): una sensación de frustración y agotamiento reiterada, que podría desembocar en episodios de ansiedad.

Lo bueno es que este tipo de estrés no surge de la noche a la mañana: a la menor aparición de sus síntomas, debes intentar mantenerlo a raya. Otra buena noticia que debes conocer es que las sensaciones físicas agradables inducen la relajación mental: para ello, puedes valerte de cojines y masajeadores relajantes mientras estás sentado en tu puesto o cuando descanses. Dedica también tiempo a tus aficiones o a la lectura.

 

A modo de conclusión, el estrés laboral está tan presente en el día a día que cuesta identificarlo y aislarlo y, por lo tanto, actuar en consecuencia: te recomendamos que prevengas su aparición antes de que te haga más daño.